Guía del experto 2025: ¿Cuánto tarda en cargarse un vehículo eléctrico? 3 factores clave
6 de septiembre de 2025

Resumen
La transición a la movilidad eléctrica plantea una cuestión logística central tanto para los consumidores particulares como para los operadores de flotas comerciales: determinar el tiempo necesario para cargar un vehículo eléctrico. Esta duración no es un valor fijo, sino un resultado dinámico influido por una tríada de factores primarios. Un examen de estas variables revela que la potencia de salida del cargador, clasificada en Nivel 1, Nivel 2 y Carga Rápida de CC, establece la tasa fundamental de transferencia de energía. Al mismo tiempo, las propias especificaciones del vehículo, en particular la capacidad de su batería (medida en kWh) y las limitaciones de su cargador de a bordo, determinan su capacidad para aceptar esa potencia. Por último, una serie de condiciones ambientales y situacionales, como la temperatura ambiente y la estabilidad de la red, pueden modificar aún más las velocidades de carga. Para una planificación eficaz, ya sea para los desplazamientos diarios al trabajo o para las complejas exigencias operativas de las flotas de vehículos eléctricos comerciales en diversos mercados mundiales, es necesario conocer a fondo esta interacción.
Principales conclusiones
- Los niveles de potencia del cargador (1, 2 y 3) son el principal determinante de la velocidad de carga.
- El tamaño de la batería y el cargador de a bordo de un vehículo pueden limitar la rapidez con la que acepta una carga.
- El frío o el calor extremos pueden ralentizar considerablemente el proceso de carga.
- Saber cuánto tarda en cargarse un vehículo eléctrico es vital para la logística de flotas.
- La carga de 20% a 80% es mucho más rápida que la carga de 80% a 100%.
- Plan de recarga nocturna de Nivel 2 para flotas comerciales basadas en depósitos.
- Los cargadores rápidos de CC ofrecen recargas rápidas, pero deben utilizarse estratégicamente para preservar la salud de la batería.
Índice
- Fundamentos de la recarga de vehículos eléctricos: Un manual básico
- Factor 1: La potencia de salida del cargador (la "salida")
- Factor 2: La batería del vehículo (el "contenedor")
- Factor 3: Variables ambientales y situacionales (la "atmósfera")
- Escenarios de carga para vehículos eléctricos comerciales
- Navegar por el panorama mundial de la recarga: Consideraciones regionales
- El futuro de la recarga de vehículos eléctricos: Qué esperar más allá de 2025
- Preguntas más frecuentes (FAQ)
- Conclusión
- Referencias
Fundamentos de la recarga de vehículos eléctricos: Un manual básico
Antes de abordar adecuadamente la cuestión de cuánto tiempo se tarda en cargar un vehículo eléctrico, debemos establecer un lenguaje común y una comprensión básica de los principios en juego. No se trata de una árida lección de física, sino de aprender la gramática de un nuevo lenguaje: el lenguaje de la energía eléctrica. Una vez comprendidos estos conceptos básicos, el resto del panorama resulta mucho más claro e intuitivo. Es la diferencia entre memorizar frases y entender realmente cómo construir tus propias oraciones.
Entender el flujo de energía: Kilovatios (kW) y kilovatios-hora (kWh)
En el centro de nuestro debate hay dos unidades relacionadas pero distintas: el kilovatio (kW) y el kilovatio-hora (kWh). Es habitual confundirlas, pero su distinción es fundamental para entender la carga.
Utilicemos una analogía. Imaginemos que estamos llenando una piscina con una manguera. El kilovatio (kW) es una medida de la potencia, que es la velocidad a la que fluye la energía. En nuestra analogía, es la velocidad o presión del agua que sale de la manguera. Una potente hidrolimpiadora (kW altos) suministrará agua mucho más rápido que un suave aspersor de jardín (kW bajos). Así, un cargador rápido de CC de 350 kW es una manguera de incendios, mientras que un cargador de nivel 1 de 1,4 kW es un goteo lento y constante.
El kilovatio-hora (kWh), en cambio, es una medida de energía o capacidad. Es la cantidad de energía almacenada. En nuestra analogía, el kWh es el tamaño de la propia piscina. Una pequeña piscina hinchable para niños puede almacenar 50 kilovatios-hora de energía, mientras que una gran piscina comercial enterrada puede almacenar 300 kWh. Se llena la piscina (la batería, medida en kWh) con un flujo de agua (el cargador, medido en kW).
Por lo tanto, la cuestión del tiempo de carga es esencialmente un problema de división: si tienes una batería de 100 kWh (la piscina) y utilizas un cargador de 10 kW (la manguera), tardarías aproximadamente 10 horas en llenarla desde vacío. Esta sencilla ecuación, Capacidad (kWh) / Potencia (kW) = Tiempo (h), es nuestro punto de partida.
La ecuación de carga: Una analogía sencilla
Llevemos nuestra analogía del agua un paso más allá para solidificar esto.
- Capacidad de la batería (kWh): El tamaño del cubo que necesitas llenar. Un coche eléctrico pequeño podría tener un cubo de 60 kWh, mientras que un camión eléctrico comercial grande podría tener un cubo de 500 kWh.
- Potencia del cargador (kW): La anchura del grifo o caño que utilices para llenar el cubo. Un cargador de Nivel 1 es como una pajita para remover el café (unos 1-2 kW). Un cargador de Nivel 2 es un grifo de cocina estándar (7-19 kW). Un cargador rápido de CC es una enorme boca de incendios (50-350 kW o más).
Es obvio que llenar un cubo grande con una pajita lleva mucho tiempo. Por el contrario, se puede llenar un cubo muy grande con bastante rapidez si se tiene acceso a una boca de incendios. La pregunta "¿cuánto se tarda en cargar un vehículo eléctrico?" es, por tanto, una pregunta sobre la relación entre el tamaño del cubo y la anchura de la pajita.
Estado de carga (SoC): Más que un simple indicador de vacío/lleno
El último concepto básico es el Estado de Carga, o SoC, expresado en porcentaje. Representa lo "llena" que está la batería en un momento dado. Rara vez se carga un vehículo desde un 0% real hasta un 100% perfecto. Por un lado, el software del vehículo mantiene topes en los extremos superior e inferior para proteger la salud de la batería a largo plazo. Por otro, el uso en el mundo real significa que normalmente llegas a un cargador con algo de carga restante, quizás 20%, y a menudo sólo necesitas cargar hasta 80% o 90% para tu próximo viaje.
¿Por qué no cargar siempre a 100%? Piense en llenar un estadio. Llenar los primeros 80% de asientos es fácil: la gente puede entrar y encontrar filas enteras vacías. Pero encontrar asientos para los últimos 20% es mucho más lento. La gente tiene que buscar asientos individuales vacíos, pasar junto a otros y navegar por pasillos abarrotados. El proceso se ralentiza enormemente. La carga de la batería funciona de forma similar debido a la resistencia interna y a la necesidad de que el sistema de gestión de la batería (BMS) equilibre cuidadosamente las celdas individuales. Este fenómeno, conocido como curva de carga, es uno de los aspectos prácticos más importantes de la propiedad de un VE, y lo exploraremos con más detalle.
Factor 1: La potencia de salida del cargador (la "salida")
La influencia más directa en el tiempo de carga es el propio cargador. La potencia que puede suministrar, medida en kilovatios (kW), establece el límite máximo de velocidad para todo el proceso. En el mundo de los VE, la recarga no es monolítica, sino que está estratificada en distintos niveles, cada uno de ellos adecuado para diferentes escenarios, presupuestos y limitaciones de tiempo. Comprender estos niveles es el primer paso para dominar la logística de la movilidad eléctrica.
Carga de nivel 1: El goteo lento y constante
La carga de nivel 1 es la más accesible. Utiliza una toma de corriente doméstica estándar, la misma que se usa para enchufar una lámpara o un televisor. En Norteamérica, suele ser un circuito de 120 voltios, mientras que en Europa y muchas otras regiones, es un circuito de 220-240 voltios. El equipo es sencillo, a menudo un simple cable que viene con el vehículo.
Sin embargo, esta accesibilidad se consigue a costa de la velocidad. Un cargador de nivel 1 suele suministrar sólo entre 1,2 kW y 2,4 kW de potencia. Volvamos a nuestra analogía: se trata de la pajita del agitador de café. ¿Qué significa esto en la práctica? Por cada hora de carga, es posible que sólo se añadan entre 5 y 8 kilómetros de autonomía. Cargar completamente un VE moderno con una batería de 65 kWh desde vacío podría llevar más de 40 horas.
Para un vehículo eléctrico comercial, la carga de Nivel 1 es casi totalmente impracticable para uso primario. Una furgoneta de reparto que ha completado su ruta del día simplemente no puede reponerse durante la noche utilizando este método. Su utilidad se limita a situaciones de emergencia o para vehículos con baterías muy pequeñas y poco kilometraje diario, como un carro eléctrico de servicios públicos en un campus corporativo.
Carga de nivel 2: El caballo de batalla del uso diario
La carga de nivel 2 representa el punto óptimo para la gran mayoría de las necesidades de carga, especialmente para flotas y aplicaciones residenciales. Estos cargadores utilizan un circuito de mayor tensión, normalmente 240 voltios en Norteamérica o como parte de un sistema trifásico de 400 voltios en Europa. Requieren la instalación profesional de una estación de carga mural específica, a menudo denominada Wallbox o EVSE (Electric Vehicle Supply Equipment).
La potencia de salida de los cargadores de Nivel 2 es significativamente superior a la de los de Nivel 1, oscilando entre unos 3 kW y 22 kW, siendo muy comunes las instalaciones de 7 kW y 11 kW. Este es nuestro "grifo de cocina". A 11 kW, un cargador puede añadir unos 60-70 kilómetros de autonomía por hora. Una furgoneta comercial con una batería de 75 kWh, que llega a un depósito con una carga de 20%, necesitaría reponer 60 kWh. Con un cargador de nivel 2 de 11 kW, esto llevaría aproximadamente 5,5 horas, lo que lo hace perfectamente viable para una carga nocturna mientras el vehículo está aparcado.
Esto convierte al Nivel 2 en la solución ideal para la recarga de depósitos, donde una flota de vehículos vuelve a una ubicación central al final del día. Es fiable, relativamente barato de instalar en comparación con otras opciones más rápidas, y su velocidad de carga más lenta que la de la corriente continua es más suave para la batería del vehículo, lo que favorece su salud a largo plazo (U.S. Department of Energy, s.f.).
Carga de nivel 3 (carga rápida de CC): La recarga rápida
Cuando el tiempo apremia, el nivel 3, o carga rápida de CC, es la solución. A diferencia de los niveles 1 y 2, que suministran corriente alterna (CA) al cargador de a bordo del vehículo para convertirla en corriente continua (CC) para la batería, los cargadores rápidos de CC prescinden por completo del cargador de a bordo. Utilizan un gran inversor externo para suministrar corriente continua de alto voltaje directamente a la batería.
Esta es nuestra "boca de incendios". Los niveles de potencia están en una liga completamente diferente, empezando alrededor de 50 kW y alcanzando ahora comúnmente 150 kW, 350 kW, e incluso más en desarrollo. Un cargador de 150 kW puede añadir cientos de kilómetros de autonomía en sólo 20-30 minutos, dependiendo del vehículo. Este es el tipo de recarga que se encuentra a lo largo de los principales corredores de transporte, diseñados para permitir viajes de larga distancia. La pregunta de cuánto se tarda en cargar un vehículo eléctrico encuentra aquí su respuesta más dramática: a veces, no mucho más que una parada tradicional para repostar y tomar un café.
Para las flotas comerciales, la carga rápida de CC permite un modelo operativo diferente: "carga de oportunidad". Un vehículo de reparto podría realizar una carga rápida de 30 minutos durante la pausa del conductor para comer, lo que añadiría autonomía suficiente para completar una segunda ruta en un día. Sin embargo, esta energía conlleva costes significativos en términos de equipamiento, instalación y cargos por demanda de la compañía eléctrica. Además, la dependencia frecuente de la carga rápida de CC puede provocar una degradación más rápida de la batería con el tiempo en comparación con la carga más lenta de CA (Saxena et al., 2015). Es una herramienta poderosa, pero debe utilizarse estratégicamente.
Comparación de los niveles: Cuadro detallado
Para visualizar las diferencias, considere la siguiente comparación. Los valores representan el rendimiento típico y pueden variar en función del vehículo y las condiciones específicas.
| Característica | Carga de nivel 1 | Carga de nivel 2 | Nivel 3 (carga rápida de CC) |
|---|---|---|---|
| Potencia de salida | 1,2 kW - 2,4 kW | 3 kW - 22 kW | 50 kW - 350+ kW |
| Tensión | 120 V (Norteamérica) / 230 V (Europa) | 240 V (Norteamérica) / 400 V (Europa) | 400V - 1000V CC |
| Tipo actual | CA | CA | DC |
| Velocidad típica | 5-8 km de autonomía por hora | 20-70 km de autonomía por hora | 150-500+ km de autonomía en 20-30 min. |
| Ubicación típica | Hogar (toma estándar) | Hogar, Lugar de trabajo, Depósito, Lotes públicos | Corredores viarios, Estaciones públicas |
| El mejor caso de uso | Uso de emergencia, bajo kilometraje | Recarga nocturna residencial y de flotas | Viajes de larga distancia, carga de oportunidad |
| Instalación | Ninguno (plug-in) | Requiere instalación profesional | Gran instalación industrial |
Factor 2: La batería del vehículo (el "contenedor")
Si el cargador es el surtidor, el propio vehículo es el recipiente. Sus características limitan fundamentalmente el proceso de carga. No se puede llenar un dedal con una manguera de incendios, y no se puede esperar que un cubo con una abertura estrecha acepte un torrente de agua sin derramarse. En el contexto de un vehículo eléctrico, el "contenedor" está definido por la capacidad de su batería, las limitaciones de su propio hardware interno y las complejas realidades electroquímicas de cómo una batería acepta energía.
Capacidad de la batería (kWh): ¿Cuál es el tamaño de tu depósito?
El factor específico del vehículo más sencillo es la capacidad total de la batería, medida en kilovatios-hora (kWh). Como ya hemos dicho, es el tamaño del "depósito" de energía. Naturalmente, una batería más grande tarda más en llenarse que una más pequeña a la misma velocidad de carga. Un coche urbano compacto puede tener una batería de 40 kWh, una berlina moderna puede tener una de 80 kWh y un camión eléctrico comercial puede tener una batería de 300 kWh, 500 kWh o incluso más.
Pongamos esto en una tabla práctica. En la siguiente tabla se calcula el tiempo necesario para cargar una batería de 20% a 80%, un escenario habitual en el mundo real. Esta carga de 60% representa la parte más eficiente y rápida de la sesión de carga.
| Tamaño de la batería | Cargador de nivel 2 (11 kW) | Cargador rápido de CC (50 kW) | Cargador rápido de CC (150 kW) |
|---|---|---|---|
| 50 kWh | ~2,7 horas | ~36 minutos | ~12 minutos |
| 100 kWh | ~5,5 horas | ~1,2 horas | ~24 minutos |
| 200 kWh | ~11 horas | ~2,4 horas | ~48 minutos |
| 400 kWh | ~22 horas | ~4,8 horas | ~1,6 horas |
Nota: Estos son cálculos ideales. Los tiempos reales se verán afectados por la curva de carga y otros factores.
Esta tabla ilustra claramente la relación. Para un vehículo comercial grande con una batería de 400 kWh, incluso un potente cargador de CC de 50 kW necesitaría casi cinco horas para una carga significativa, lo que lo haría insuficiente para giros rápidos. Por eso, el desarrollo de sistemas de carga de alta potencia (HPC) y de megavatios (MCS) es tan vital para la electrificación del transporte pesado.
Limitaciones del cargador de a bordo: El guardián del vehículo
Aquí nos encontramos con un detalle técnico crucial, especialmente para la carga de CA (niveles 1 y 2). La electricidad de la red es CA, pero la batería del vehículo almacena CC. Es necesaria una conversión. De esta conversión se encarga una pieza de hardware dentro del vehículo llamada cargador de a bordo.
El cargador de a bordo tiene su propia potencia nominal y actúa como guardián. Puedes conectar tu vehículo a una potente estación de carga pública de Nivel 2 de 22 kW, pero si el cargador de a bordo de tu vehículo sólo tiene una potencia nominal de 7,4 kW, sólo cargarás a 7,4 kW. La estación de carga ofrece más potencia, pero el vehículo no puede aceptarla más rápido. Es como intentar verter agua de un cubo ancho en una botella de cuello estrecho: el cuello determina el caudal.
Este es un punto de confusión frecuente. La gente puede pagar por una estación de nivel 2 de alta potencia y quedar decepcionada por la velocidad de carga, sin darse cuenta de que su vehículo es el cuello de botella. Al adquirir productos para vehículos eléctricos comercialesPor eso, es fundamental adaptar las especificaciones de la infraestructura de carga a las capacidades de los cargadores de a bordo de los vehículos para evitar malgastar capacidad e inversión. Muchos fabricantes ofrecen cargadores de a bordo mejorados como opción, un detalle que a menudo se pasa por alto pero que tiene profundas implicaciones para las operaciones diarias y para determinar cuánto tiempo se tarda en cargar un vehículo eléctrico.
La curva de carga: Por qué 0-80% es más rápido que 80-100%
Una batería no se carga a una velocidad constante. La velocidad de carga varía significativamente en función del Estado de Carga (SoC) actual. Esta variación se conoce como "curva de carga".
Imagina que estás cargando el móvil. Te darás cuenta de que llega a 50% o 60% muy rápidamente, y luego parece ralentizarse para el tramo final hasta 100%. Las baterías de los vehículos eléctricos muestran este comportamiento, pero de forma mucho más drástica, especialmente durante la carga rápida de CC.
Cuando la batería está en un SoC bajo (por ejemplo, por debajo de 50%), puede aceptar una cantidad masiva de energía. La velocidad de carga aumentará hasta el máximo que pueda proporcionar el cargador o aceptar el vehículo. Mantendrá esta potencia máxima durante un tiempo, pero a medida que las celdas de la batería se llenan, normalmente alrededor de la marca 70-80%, el sistema de gestión de la batería (BMS) debe empezar a "reducir" la velocidad de carga. El nivel de potencia desciende, a veces de forma brusca. Esto se hace para evitar el sobrecalentamiento y equilibrar cuidadosamente el voltaje en todas las celdas individuales del pack, lo que es esencial para la salud y longevidad de la batería (Tomasz, 2021).
Los 20% finales de la carga, de 80% a 100%, a menudo pueden llevar tanto tiempo como la carga inicial de 20% a 80%. Esta es la razón por la que los veteranos de los VE y los gestores de flotas a menudo detienen una sesión de carga rápida de CC en 80% y continúan su viaje. Esperar a los últimos 20% produce rendimientos decrecientes en términos de tiempo empleado frente a la autonomía obtenida. Para las operaciones comerciales, este principio es clave: cargar a 80% hace que el vehículo vuelva a la carretera rápidamente, maximizando la utilización de los activos.
Química y gestión térmica de las baterías: Las influencias invisibles
No todas las baterías de iones de litio son iguales. Las distintas químicas, como la NMC (níquel manganeso cobalto) y la LFP (litio fosfato de hierro), tienen características diferentes en cuanto a densidad energética, coste y rendimiento de carga. Las baterías LFP, por ejemplo, son conocidas por su larga vida útil y su seguridad, pero pueden ser más sensibles a las bajas temperaturas.
Esto nos lleva a la gestión térmica. Las baterías funcionan de forma más eficiente dentro de un rango de temperatura específico, a menudo similar a una temperatura ambiente confortable para los seres humanos, en torno a los 20-25 °C (68-77 °F). Para mantener esta temperatura, los vehículos disponen de sofisticados sistemas de gestión térmica que pueden calentar o enfriar la batería. Durante la carga rápida de CC de alta potencia, se genera una enorme cantidad de calor. El sistema de refrigeración del vehículo (mediante refrigerantes líquidos, ventiladores o ambos) debe trabajar duro para disipar este calor. Si el sistema de refrigeración no puede mantener el ritmo, o si la temperatura ambiente ya es muy alta, el BMS reducirá la velocidad de carga para proteger la batería, independientemente de la potencia del cargador. Se trata de un protocolo de seguridad innegociable.
Factor 3: Variables ambientales y situacionales (la "atmósfera")
Más allá del hardware del cargador y del vehículo, hay una tercera categoría de factores que influyen en el tiempo de carga: las condiciones del entorno. Al igual que la atmósfera afecta a una reacción química, el entorno en el que se realiza la carga puede tener un impacto significativo y a veces sorprendente en la velocidad y la eficiencia. Estas variables están a menudo fuera del control directo del usuario, pero deben tenerse en cuenta en cualquier evaluación realista de la logística de carga.
El impacto de la temperatura ambiente en la velocidad de carga
Los procesos electroquímicos dentro de una batería son muy sensibles a la temperatura. Este es quizá el factor ambiental más importante que afecta al tiempo que tarda en cargarse un vehículo eléctrico.
Cuando hace frío, el electrolito del interior de la batería se vuelve más viscoso y el movimiento de los iones de litio entre el ánodo y el cátodo se ralentiza considerablemente. Es como intentar nadar en miel en lugar de en agua. Cargar una batería muy fría, especialmente por debajo del punto de congelación (0 °C o 32 °F), puede causar daños, un fenómeno conocido como recubrimiento de litio. Para evitarlo, el sistema de gestión de la batería (BMS) limitará drásticamente la velocidad de carga hasta que la batería se caliente a una temperatura de funcionamiento segura.
Por eso es posible que enchufes tu VE a un cargador rápido de 150 kW en un gélido día de invierno y veas velocidades de carga de sólo 20-30 kW durante los primeros 15-30 minutos. La energía inicial la utiliza el calentador de la batería del vehículo para que el paquete alcance la temperatura adecuada. Sólo entonces empieza a aumentar la velocidad de carga. Esto puede añadir un tiempo considerable a una sesión de carga en climas fríos, una consideración crítica para las operaciones de flota en el norte de Europa, Asia Central u otras regiones con inviernos duros. Por el contrario, en climas extremadamente cálidos, como los de Oriente Medio o partes de África, el reto es la refrigeración. Si un vehículo ha estado expuesto al sol, la batería puede estar ya cerca de su límite superior de temperatura. Cuando comienza la carga rápida, el calor añadido puede obligar rápidamente al BMS a reducir la velocidad de carga para evitar el sobrecalentamiento.
Carga de red y reparto de energía en las estaciones de carga
Puede que llegues a un punto de recarga con varios cargadores de alta potencia, pero eso no garantiza que vayas a obtener la velocidad máxima anunciada. El problema puede estar en la propia conexión a la red o en el diseño de la estación.
Muchas estaciones de recarga tienen una capacidad de potencia total máxima inferior a la suma de todos sus cargadores individuales. Por ejemplo, una instalación con cuatro cargadores de 150 kW puede tener una conexión total a la red de sólo 300 kW. Si un vehículo se está cargando, podría obtener los 150 kW completos. Si dos vehículos se conectan simultáneamente, puede que cada uno reciba 75 kW. Si cargan tres o cuatro vehículos, la potencia se divide aún más. Esta práctica, conocida como reparto de potencia o equilibrio de carga, es una forma pragmática de gestionar los costes de instalación y el impacto en la red, pero puede provocar tiempos de carga más lentos de lo esperado en periodos de mucho tráfico.
Además, la estabilidad y la capacidad de la red eléctrica local desempeñan un papel importante. En zonas con una infraestructura de red más antigua o menos robusta, el proveedor de servicios públicos puede imponer límites a la cantidad de energía que puede consumir una estación de carga de gran tamaño, especialmente durante las horas de máxima demanda. Esta es una preocupación creciente a medida que se acelera la adopción del VE y es un obstáculo importante para la planificación del despliegue de depósitos de carga de flotas comerciales a gran escala.
Preacondicionamiento de la batería: Preparación para una carga rápida
Como respuesta directa a los retos del frío, muchos vehículos eléctricos modernos incorporan una función llamada preacondicionamiento de la batería. Cuando utilizas el sistema de navegación integrado del vehículo para dirigirte a una estación de carga rápida de CC conocida, el coche empieza a calentar la batería de forma inteligente mientras conduces. Cuando llegas y te enchufas, la batería ya está en el rango de temperatura óptimo para aceptar la mayor velocidad de carga posible.
Se trata de una característica revolucionaria para la eficiencia de la carga rápida en el mundo real. Un vehículo que ha preacondicionado su batería durante 20-30 minutos de camino al cargador empezará a cargarse a una velocidad mucho mayor que un vehículo que llega con la batería empapada en frío. La diferencia en el tiempo total de carga puede ser drástica: una sesión puede durar entre 10 y 15 minutos menos. Para un conductor comercial con una agenda apretada, este ahorro de tiempo es increíblemente valioso. Al evaluar los vehículos eléctricos para uso profesional, la presencia y eficacia de un sistema de preacondicionamiento de la batería debe ser un punto clave de comparación. Afecta directamente a la respuesta práctica en carretera a la pregunta de cuánto tiempo se tarda en cargar un vehículo eléctrico.
Escenarios de carga para vehículos eléctricos comerciales
Los principios de la recarga se aplican universalmente, pero su aplicación en un contexto comercial requiere una mentalidad estratégica centrada en la eficiencia, la rentabilidad y el tiempo de actividad del vehículo. Para una empresa, un vehículo eléctrico no es sólo un medio de transporte; es un activo de trabajo. La forma en que se energiza ese activo repercute directamente en el balance final. Las consideraciones para una flota de furgonetas de reparto o un camión eléctrico de largo recorrido son muy diferentes de las del propietario de un coche particular. Como empresa dedicada al avance de la movilidad eléctrica, en Tianjin Yigang permanent import and Export Co., Ltd reconocen que proporcionar el hardware adecuado es sólo una parte de la solución; comprender la estrategia operativa es primordial.
Recarga de depósitos: Estrategias nocturnas para la gestión de flotas
Para muchas flotas comerciales, especialmente las dedicadas al reparto de última milla, los servicios municipales o la distribución regional, los vehículos siguen un patrón predecible: operan durante el día y regresan a un depósito central por la noche. Este modelo se adapta perfectamente a una estrategia de "retorno a la base" o de recarga del depósito.
La herramienta principal para la recarga en depósito es el cargador de nivel 2. Se puede instalar un banco de cargadores de CA de 7 kW, 11 kW o incluso 22 kW en el depósito. Se puede instalar un banco de cargadores de 7 kW, 11 kW o incluso 22 kW CA en el depósito. Cuando los vehículos regresan al final de su turno, se enchufan y se dejan cargando durante la noche. Con una ventana de carga de 8-10 horas, incluso los vehículos que llegan con un estado de carga bajo pueden llegar a 90% o 100% a la mañana siguiente.
Las ventajas de este planteamiento son numerosas.
- Rentabilidad: El hardware y la instalación del nivel 2 son significativamente más baratos que la infraestructura de carga rápida de CC. Y lo que es más importante, la carga nocturna permite a la empresa aprovechar las tarifas eléctricas fuera de horas punta, que pueden suponer una fracción del coste de las tarifas diurnas máximas.
- Salud de la batería: La carga lenta y constante de CA es más suave para las baterías que el entorno de alto estrés de la carga rápida de CC. Esto prolonga la vida útil del componente más caro del vehículo y reduce el coste total de propiedad.
- Simplicidad operativa: El proceso es sencillo y puede integrarse en las rutinas de fin de turno de los conductores. El software de carga inteligente también puede utilizarse para gestionar la carga, escalonando las horas de arranque de los distintos cargadores para evitar la sobrecarga del sistema eléctrico del depósito y minimizar los costosos cargos por demanda.
Carga Oportuna: Recargas rápidas durante el día
Aunque la recarga en depósito es la columna vertebral de muchas flotas, algunos modelos operativos requieren más flexibilidad. Un vehículo puede tener que hacer turnos dobles, o su ruta diaria puede exceder la autonomía de una sola carga. En estos casos, la "carga de oportunidad" se convierte en un complemento necesario.
La carga de oportunidad consiste en utilizar cargadores rápidos de CC de alta potencia durante los tiempos de inactividad programados en la jornada laboral, como la pausa para comer de un conductor o durante la carga y descarga en un centro de distribución. Una parada de 30-45 minutos en un cargador de 150 kW podría añadir 150-200 km de autonomía, permitiendo al vehículo completar su trabajo sin necesidad de volver al depósito.
Aplicar una estrategia de recarga por oportunidad requiere una planificación cuidadosa. Significa identificar y asegurar el acceso a cargadores rápidos de CC públicos a lo largo de rutas clave o invertir en infraestructura de carga rápida de CC en ubicaciones estratégicas de la empresa. El objetivo no es cargar a 100%, sino añadir la energía justa para completar la misión: un "sorbo" en lugar de un "llenado". Así se minimiza el tiempo de carga y se consigue que el vehículo vuelva al trabajo lo antes posible. El principal reto es el coste, ya que tanto la electricidad como el uso de las redes públicas de recarga rápida son más caros que la recarga en depósitos fuera de horas punta.
Caso práctico: Una furgoneta de reparto eléctrica en Dubai frente a un camión logístico en Alemania
Para entender cómo convergen estos factores, consideremos dos escenarios hipotéticos.
Escenario 1: Una furgoneta de reparto eléctrica de 75 kWh en Dubai, EAU. El principal reto medioambiental es el calor extremo. La furgoneta completa sus entregas matutinas y regresa a un depósito con un SoC 30%. La temperatura ambiente al mediodía es de 45°C (113°F). El gestor de la flota necesita la furgoneta para una ruta por la tarde.
- Opción A (Depósito Nivel 2): Al conectarse a un cargador de nivel 2 de 11 kW, es probable que el BMS del vehículo tenga que poner en marcha el sistema de refrigeración de la batería a plena potencia. Esta carga parásita consume parte de la energía entrante. La velocidad de carga efectiva podría ser inferior a la máxima teórica. Una carga completa sería demasiado lenta para la vuelta de la tarde.
- Opción B (carga rápida de CC pública): El conductor lleva la furgoneta a un cargador público de 150 kW. La batería ya está caliente por el funcionamiento y el calor ambiental. Al enchufarla, el BMS limitará inmediatamente la velocidad de carga a unos 60-70 kW para evitar el sobrecalentamiento mientras el sistema de refrigeración hace horas extras. La sesión de carga a 80% podría durar 40 minutos en lugar de los 25 minutos ideales.
Escenario 2: Un camión logístico eléctrico de 400 kWh en Múnich, Alemania. El principal desafío medioambiental es un invierno frío. El camión realiza una ruta de larga distancia en enero, con una temperatura ambiente de -5 °C (23 °F). El conductor tiene que hacer una parada de descanso obligatoria de 45 minutos y tiene previsto cargar.
- El enfoque: El conductor utiliza la navegación del camión para dirigirse a un cargador de 350 kW. Durante los últimos 30 minutos del trayecto, se activa el sistema de preacondicionamiento del camión, que utiliza una pequeña cantidad de energía para calentar el enorme paquete de baterías.
- El cargo: Al llegar, la batería está a una temperatura subóptima pero aceptable. Cuando el conductor la enchufa, la velocidad de carga puede empezar en 90 kW, muy por debajo del máximo del cargador. A medida que la batería se calienta por el propio proceso de carga, la velocidad aumenta gradualmente, alcanzando quizás un pico de 250 kW al cabo de 15-20 minutos, antes de empezar a disminuir al pasar de 60-70% SoC. En la parada de 45 minutos, el conductor podría añadir unos 180 kWh de energía, suficiente para llegar cómodamente al siguiente tramo del viaje. Sin el preacondicionamiento, esa misma sesión de 45 minutos podría haber añadido sólo 100 kWh.
Estos casos demuestran que un simple cálculo del tamaño de la batería dividido por la potencia del cargador es insuficiente. El contexto operativo específico y las condiciones ambientales son primordiales para determinar los tiempos de carga en el mundo real.
Planificación de la infraestructura de recarga de su flota
Para cualquier empresa que esté considerando una transición a la electricidad, la planificación de la infraestructura de recarga es tan importante como la selección de los vehículos. El proceso comienza con un análisis exhaustivo de las operaciones actuales de la flota.
- ¿Cuántos kilómetros recorre cada vehículo al día?
- ¿Cuánto tiempo están parados los vehículos y dónde?
- ¿Cuál es la capacidad eléctrica de sus instalaciones actuales?
Las respuestas guiarán su decisión sobre la combinación adecuada de carga rápida de nivel 2 y CC. Un estudio telemático detallado puede proporcionar datos precisos para modelizar sus necesidades energéticas futuras. Se trata de una tarea compleja, pero necesaria para garantizar una transición fluida y rentable hacia una flota eléctrica. Asociarse con expertos que conozcan tanto los vehículos como el ecosistema de recarga puede reducir el riesgo del proceso y garantizar la solidez de su inversión. Puede explorar una gama de soluciones comerciales de VE que pueden adaptarse a estas diversas necesidades operativas.
Navegar por el panorama mundial de la recarga: Consideraciones regionales
La cuestión de cuánto se tarda en cargar un vehículo eléctrico no es sólo técnica, sino también geográfica. La experiencia de cargar un vehículo eléctrico puede variar considerablemente de un continente a otro, en función de las normas regionales, la madurez de las infraestructuras, las políticas gubernamentales e incluso el clima. Para una empresa global como Tianjin Yigang permanent import and Export Co., LtdEn una empresa como la nuestra, que atiende a mercados diversos, comprender estos matices regionales es fundamental para ofrecer soluciones eficaces.
Europa: Normalización y redes de alta potencia
Europa es uno de los mercados más maduros para los vehículos eléctricos, caracterizado por un fuerte apoyo gubernamental y un impulso a la normalización.
- Estándares de conexión: El Sistema de Carga Combinada (CCS2) es la norma dominante para la recarga tanto en CA como en CC en todo el continente. Esta uniformidad simplifica la experiencia de los conductores y los operadores de flotas, ya que un tipo de enchufe se adapta generalmente a todos los vehículos y cargadores modernos.
- Redes de carga: Extensas y bien desarrolladas redes públicas de recarga, como IONITY, Fastned y Allego, se extienden por todo el continente. Se presta especial atención a la recarga de alta potencia (HPC), con cargadores de 350 kW cada vez más comunes a lo largo de las principales autopistas, que satisfacen las necesidades de los viajes de larga distancia tanto para turismos como, cada vez más, para camiones comerciales.
- Red y política: En general, la red europea es robusta, aunque la capacidad local puede seguir siendo una limitación para los grandes centros de recarga. Las políticas de la UE, como el Reglamento de Infraestructuras de Combustibles Alternativos (AFIR), exigen el despliegue de estaciones de recarga a intervalos regulares a lo largo de la red principal de transporte, acelerando aún más el crecimiento de la infraestructura (Comisión Europea, 2023). Por lo general, un operador comercial en Europa puede planificar rutas con un alto grado de confianza en encontrar una recarga fiable y de alta velocidad.
Asia Central y Sudoriental: Infraestructuras emergentes y necesidades diversas
Esta vasta y dinámica región presenta un panorama más fragmentado y en rápida evolución.
- Diversidad de conectores: Aunque el CCS2 está ganando adeptos, la norma japonesa CHAdeMO también prevalece en muchos países, sobre todo para los vehículos más antiguos. China, una fuerza dominante en el mercado de los vehículos eléctricos, tiene su propia norma de recarga GB/T. Esta diversidad puede crear problemas de interoperabilidad para la logística transfronteriza. Esta diversidad puede plantear problemas de interoperabilidad para la logística transfronteriza.
- Lagunas en las infraestructuras: Mientras que las principales áreas metropolitanas de países como Singapur, Malasia y Tailandia están experimentando un rápido crecimiento de la infraestructura de recarga, la cobertura puede ser escasa en las zonas rurales y a través de las fronteras terrestres. El desarrollo suele estar dirigido por una combinación de empresas nacionales de servicios públicos, empresas privadas y marcas de automóviles, lo que da lugar a una red menos cohesionada que en Europa.
- Mezcla de vehículos: El mercado es increíblemente diverso, desde un enorme número de vehículos eléctricos de dos y tres ruedas en ciudades como Hanoi y Yakarta hasta un número creciente de turismos y furgonetas comerciales. Las soluciones de recarga deben adaptarse a esta mezcla. Para un operador de flotas en esta región, es fundamental una planificación meticulosa de las rutas y una posible dependencia de la recarga en los depósitos, ya que no siempre se puede garantizar la recarga pública en ruta.
Oriente Medio y África: Adaptación al clima y a la realidad de la red
Estas regiones se enfrentan a un conjunto único de retos y oportunidades en su camino hacia la electrificación.
- Climas extremos: Como ya se ha dicho, el calor extremo del Golfo Arábigo y los diversos climas de África (desde el caluroso Sáhara hasta el sur, más templado) someten a los sistemas de gestión térmica de las baterías a un estrés considerable. La infraestructura de recarga y la elección del vehículo deben ser lo suficientemente robustas como para soportar estas condiciones. Para proteger la salud de las baterías, puede ser inevitable reducir la velocidad de carga durante las horas más calurosas del día.
- Estabilidad de la red: Mientras que algunos países de Oriente Medio disponen de abundante energía y redes modernas, muchas zonas del África subsahariana sufren de acceso limitado a la red e inestabilidad. En estos contextos, las soluciones de recarga fuera de la red y en microrredes, a menudo combinadas con energía solar, no son sólo una opción medioambiental, sino una necesidad práctica. La recarga de depósitos con energía solar es una propuesta atractiva, ya que proporciona energía predecible para flotas independientes de una red potencialmente poco fiable.
- Desarrollo del mercado: El mercado de vehículos eléctricos se encuentra en sus primeras fases en la mayor parte de África y está creciendo en los países del CCG. El desarrollo inicial de la infraestructura suele centrarse en las grandes ciudades y los destinos de lujo. Para los operadores comerciales, esto significa que el punto de entrada más viable suele ser un modelo de retorno a la base mediante la recarga en depósitos privados, mientras que la recarga pública se considera una opción secundaria y oportunista. El bajo coste operativo de los vehículos eléctricos es un motor importante, pero sólo puede hacerse realidad si se cuenta con una estrategia de recarga fiable.
Comprender estas diferencias regionales no es un ejercicio académico. Es esencial para hacer inversiones sólidas en vehículos e infraestructuras, para modelar con precisión los costes operativos y para establecer expectativas realistas sobre el rendimiento y los tiempos de carga en una huella operativa global.
El futuro de la recarga de vehículos eléctricos: Qué esperar más allá de 2025
El mundo de la recarga de vehículos eléctricos está en constante y rápida evolución. Las tecnologías y normas que definen nuestra experiencia actual no son más que un peldaño. De cara al final de la década y más allá, varias innovaciones clave están a punto de redefinir una vez más la respuesta a "¿cuánto se tarda en cargar un vehículo eléctrico?", sobre todo para el exigente sector comercial.
Sistemas de carga de megavatios (MCS) para camiones pesados
Quizá el avance más significativo a corto plazo para el transporte comercial sea el Sistema de Carga de Megavatios (MCS). Se trata de una nueva norma mundial de carga diseñada específicamente para camiones y autobuses eléctricos pesados. Mientras que los cargadores más rápidos de la actualidad rondan los 350-400 kW, el MCS está diseñado para suministrar potencia a una escala totalmente distinta: inicialmente hasta 1,25 megavatios (1.250 kW) y con un potencial de diseño futuro de hasta 3,75 MW (CharIN, s.f.).
¿Qué significa esto en la práctica? Un camión eléctrico de larga distancia con una enorme batería de 600 kWh podría recibir una carga importante (que añadiría cientos de kilómetros de autonomía) durante la pausa de descanso de 45 minutos del conductor, obligatoria por ley. Esta capacidad se considera la clave para alcanzar una verdadera paridad con los camiones diésel en el transporte de mercancías de larga distancia. La experiencia de carga pasa de horas a minutos, incluso para los vehículos más grandes. Las primeras instalaciones de SCV ya se están desplegando en proyectos piloto en 2024 y 2025, y podemos esperar ver un despliegue más amplio a lo largo de los principales corredores de mercancías en los próximos años.
Carga inalámbrica (inductiva): La promesa de la comodidad
El sueño de cargar sin cables se está convirtiendo poco a poco en realidad. La carga inalámbrica, o inductiva, funciona según el mismo principio que un cargador inalámbrico de smartphone, pero a mayor escala. Se instala una almohadilla de carga en el suelo (por ejemplo, en una plaza de aparcamiento o en una parada de autobús) y el correspondiente receptor en los bajos del vehículo. Cuando el vehículo está aparcado sobre la plataforma, la energía se transfiere de forma inalámbrica.
Mientras que los primeros sistemas tenían una potencia limitada, los prototipos modernos están demostrando capacidades de 11 kW, 22 kW e incluso superiores, lo que los hace competitivos con la recarga de nivel 2 por cable. Para las flotas comerciales, el potencial es inmenso. Imaginemos furgonetas de reparto que empiezan a cargarse automáticamente en cuanto aparcan en el lugar designado, sin necesidad de que los conductores conecten cables. Imaginemos autobuses urbanos que se recargan rápidamente en cada parada de su ruta, lo que les permite funcionar con baterías más pequeñas y ligeras. Esta tecnología podría mejorar drásticamente la eficiencia operativa y reducir el desgaste de los conectores de carga. Aunque en 2025 seguirá siendo una tecnología de primera calidad, se espera que los costes disminuyan y se están realizando esfuerzos de estandarización, lo que podría conducir a una adopción más amplia en aplicaciones especializadas de flotas.
Intercambio de baterías: Un modelo alternativo
En lugar de recargar la batería con energía, ¿qué pasaría si pudieras sustituirla por completo? Este es el concepto de intercambio de baterías. Un vehículo entra en una estación de intercambio y un mecanismo automático retira la batería agotada y la sustituye por otra totalmente cargada. El proceso puede durar entre 3 y 5 minutos, menos que repostar un coche de gasolina.
Este modelo ofrece la solución definitiva al problema del tiempo de carga. Ha tenido cierto éxito, sobre todo en China con empresas como Nio para turismos y en algunas aplicaciones para vehículos comerciales. Los principales obstáculos son la falta de estandarización -cada modelo de vehículo requiere una batería y un diseño de estación específicos- y el inmenso coste de capital que supone construir las estaciones y mantener un gran inventario de baterías cargadas.
Sin embargo, para las flotas comerciales que utilizan un modelo de vehículo estandarizado, una estación privada de intercambio de baterías en un depósito podría ser una solución viable, aunque cara. Desvincula el vehículo del proceso de carga y permite un funcionamiento casi continuo. Sigue siendo una alternativa de nicho, pero potente, a la recarga enchufable convencional.
Estas tecnologías del futuro ilustran que la industria busca sin descanso soluciones para que el transporte eléctrico sea más cómodo, eficiente y escalable. El panorama de la recarga en 2030 será probablemente muy distinto del actual, con un ecosistema diverso de soluciones adaptadas a todos los casos de uso imaginables.
Preguntas más frecuentes (FAQ)
¿Puedo utilizar un enchufe doméstico normal para cargar mi VE?
Sí, se puede. Se llama carga de Nivel 1. Utiliza una toma de corriente doméstica estándar y un cable especial que suele venir con el vehículo. Sin embargo, es muy lenta y suele añadir sólo entre 5 y 8 kilómetros de autonomía por hora. Es adecuada para recargas nocturnas si el trayecto diario es corto o para recargas de emergencia, pero en general es demasiado lenta para ser el método de recarga principal de la mayoría de los VE modernos, especialmente los vehículos comerciales.
¿La carga rápida daña la batería de mi VE?
El uso de la carga rápida de CC supone un mayor esfuerzo para la batería que la carga más lenta de CA, debido a la alta potencia y al calor asociado. Aunque los sistemas de gestión de la batería (BMS) de los vehículos disponen de muchas salvaguardias para proteger la batería, el uso constante y repetido de los cargadores rápidos de CC puede acelerar ligeramente la degradación de la batería a lo largo de su vida útil en comparación con la carga de nivel 2. La mejor práctica para la salud de la batería a largo plazo es utilizar la carga de nivel 2 para las necesidades diarias y reservar la carga rápida de CC para viajes largos o cuando sea esencial un cambio rápido.
¿Cómo puedo encontrar estaciones de recarga públicas?
Hay muchas formas de localizar cargadores públicos. La mayoría de los vehículos eléctricos incorporan sistemas de navegación que pueden mostrar las estaciones cercanas. Además, numerosas aplicaciones para smartphone como PlugShare, A Better Routeplanner (ABRP) y Chargemap ofrecen mapas completos de cargadores de varias redes. Estas aplicaciones suelen incluir información útil como el nivel de potencia del cargador, el tipo de conector, el coste y la disponibilidad en tiempo real comunicada por otros usuarios.
¿Cuál'es la diferencia entre cargar con CA y con CC?
La CA (corriente alterna) es el tipo de electricidad que procede de la red. CC (corriente continua) es el tipo de electricidad almacenada en la batería del vehículo. Con la carga de CA de Nivel 1 y Nivel 2, la CA va al cargador de a bordo del coche, que la convierte en CC para llenar la batería. La velocidad está limitada por este cargador de a bordo. Con la carga rápida de CC de Nivel 3, hay un gran convertidor en la propia estación de carga. Envía la corriente continua directamente a la batería, sin pasar por el pequeño cargador de a bordo del coche, lo que permite velocidades mucho más rápidas.
¿Por qué mi VE no carga a la velocidad máxima anunciada?
Esto puede deberse a varios factores. El estado de carga de la batería es uno de los principales; la carga se ralentiza considerablemente después de unos 80%. La temperatura de la batería es otro factor: si está demasiado fría o demasiado caliente, el coche limitará la velocidad de carga para protegerla. En una estación de carga, la energía puede compartirse con otros vehículos que cargan al mismo tiempo. Por último, el propio vehículo tiene una velocidad máxima de carga que puede aceptar, que puede ser inferior a la salida máxima del cargador.
¿Cómo se compara el coste de la carga con el de la gasolina?
En casi todos los casos, cargar un vehículo eléctrico es mucho más barato que repostar un vehículo de gasolina o diésel comparable. El ahorro exacto depende de las tarifas eléctricas locales y de los precios de la gasolina. La recarga en casa durante la noche, con tarifas eléctricas fuera de horas punta, ofrece el coste más bajo. La carga rápida de CC pública es más cara que la carga en casa, pero sigue siendo más barata por kilómetro que la gasolina. En el caso de las flotas comerciales, el ahorro en combustible es uno de los principales impulsores de la ventaja del coste total de propiedad de los VE.
¿Es seguro cargar mi vehículo eléctrico bajo la lluvia?
Sí, es completamente seguro. Los sistemas de carga de vehículos eléctricos, tanto la entrada del vehículo'como el conector del cargador'están diseñados y fabricados con una robusta resistencia a la intemperie. Disponen de múltiples capas de características de seguridad, como aislamiento y protección contra cortocircuitos, que evitan cualquier riesgo de descarga eléctrica. El sistema garantiza que la corriente no fluya hasta que se establezca una conexión segura entre el cargador y el vehículo. Podrá cargar su vehículo eléctrico con total confianza, llueva o nieve.
Conclusión
La investigación sobre el tiempo que se tarda en cargar un vehículo eléctrico no arroja una cifra única y simple. Por el contrario, se desarrolla en un examen matizado de un sistema dinámico. Hemos visto que la duración es función de una relación tripartita: la potencia del cargador, la capacidad y receptividad de la batería del vehículo y las condiciones ambientales del entorno de carga. Desde el lento y accesible goteo de un cargador de nivel 1 hasta la formidable acometida de un sistema de carga de megavatios, el "surtidor" establece el potencial. Sin embargo, este potencial siempre está limitado por el "contenedor": el tamaño de la batería, su arquitectura de carga interna y su curva de carga no lineal que se estrecha a medida que se llena.
A este marco técnico se superponen las variables del mundo real de la temperatura, que puede restar velocidad tanto en condiciones extremas de calor como de frío, y la naturaleza compartida de nuestras redes eléctricas. Para los operadores comerciales, estos factores no son académicos, sino fundamentales para la planificación logística, la optimización de rutas y el cálculo del coste total de propiedad. La elección entre una estrategia de carga nocturna en depósito y un modelo oportunista de carga rápida depende totalmente de la misión específica de los vehículos.
A medida que avanzamos en la era de la electrificación, una comprensión sofisticada de estos elementos interactivos se convierte en una forma de alfabetización. Permite a los consumidores gestionar su tiempo, a los gestores de flotas maximizar sus activos y a todos nosotros interactuar de forma más inteligente con la infraestructura que impulsará nuestra movilidad futura. No se trata simplemente de sustituir una cadena cinemática por otra, sino de aprender los ritmos y la lógica de un ecosistema energético completamente nuevo.
Referencias
CharIN e.V. (sin fecha). Sistema de carga Megawatt (MCS). Obtenido de
Comisión Europea. (2023). Reglamento (UE) 2023/1804 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 13 de septiembre de 2023, relativo al despliegue de infraestructuras de combustibles alternativos. Diario Oficial de la Unión Europea. Obtenido de :32023R1804
Saxena, S., Le, A. T., & Vora, A. (2015). Cuantificación del efecto de la carga rápida en la vida útil de la batería de los vehículos eléctricos. Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley. (LBNL). https://doi.org/10.2172/1344405
Tomasz, B. (2021). Análisis del proceso de carga de un vehículo eléctrico. Motores de combustión, 184(1), 35-40. https://doi.org/10.19206/CE-135316
Departamento de Energía de Estados Unidos. (sin fecha). Cargar en casa. Centro de Datos de Combustibles Alternativos. Obtenido de https://afdc.energy.gov/fuels/electricity_charging_home.html